COLD
Cuando la guerra hiela la infancia
Recuerdo que aquella tarde el corazón me latía más deprisa y tuve el desolador presentimiento de que algo terrible nos iba a suceder de nuevo.
Madre cosía junto a la ventana, pero no prestaba atención a la labor. Inquieta, giraba la cabeza hacia el cristal y miraba el bosque por encima de sus gafas. Luego volvía a la costura. Tensaba el paño,clavaba la aguja en él y daba una sola puntada larga y lenta. A veces su mirada se perdía en las llamas de la chimenea. Yo la observaba desde el escritorio. Veía como su rostro preocupado se iluminaba con los destellos de la lumbre, que acentuaban sus arrugas. Al sorprenderme mirándola,me recriminaba con una tensa mirada y me decía que prestara más atención a mis deberes.
Volví a mis cuadernos de álgebra. El viento hacía revocar el humo de la chimenea.Madre se levantó, cogió un leño grande, lo colocó encima de los que ardían y sopló fuertemente para avivar las llamas. Después ajustó el tiro y el fuego se alargó como si tirasen de él. Entonces los perros empezaron a ladrar.Oí el ruido del motor del coche y el chirrido de la puerta de hierro del jardín. Cerré los ojos y conté los sonidos secos que hace padre cuando golpea sus botas contra el suelo antes de entrar en casa: uno,dos y tres. Luego los abrí y esperé a que padre abriera la puerta como siempre.
Madre salió a su encuentro. Le cogió un pesado saco que llevaba cargado. Lo dejó en la encimera de la cocina y empezó a sacar lo que contenía. Arroz, harina, azúcar, legumbres y aceite. Entonces padre se acercó al fuego. Arrastraba los pies como si llevara plomo en las suelas. Se quitó la gorra de la cabeza y sin apartar la mirada de las llamas dijo con voz violenta que tendría que marcharse aquella misma noche. Entonces madre dejó de colocar la comida y me dijo que subiera a mi habitación. Yo me negué. Pero madre volvió a clavarme su tensa mirada y recogí mis cuadernos de la mesa.
Subí despacio las escaleras y me detuve antes de llegar,donde ellos no podían verme pero yo sí podía escucharles. Madre le dijo a padre que no lo hiciera. Que podíamos esconderle. Que no nos dejase solas otra vez. Pero padre le contestó que eso no resultaría, que subirían a buscarle, que le encontrarían y sería mucho peor. Entonces madre empezó a llorar y padre dijo que iba a prepararse y cargar la mochila…
Yo terminé de subir las escaleras. Entré en mi habitación. Estaba oscuro pero no encendí la luz. Caminé hasta la ventana. Recordé que la primera vez que padre preparó la mochila para marcharse lo hizo con Yuri. Se fueron los dos y madre también lloraba. Pasaron dos años hasta que padre volvió. Flaco, envejecido y sin Yuri.
Miro por la ventana. Mi respiración empaña los cristales. No me deja ver los árboles desnudos ni las casas del valle. Los limpio con mi mano. Me asomo y entonces le veo. Con su cuerpo carroñero y su capa de sombras va sembrando el cielo de malos presagios. Y mi cuerpo siente todo el frío del mundo.
● Biografía y obras de Remedios Varó: https://www.remedios-varo.com/
● Imagen obra de Remedios Varó: Cold (1948): https://www.wikiart.org/en/remedios-varo/cold-1948
● Niños en contextos bélicos. Artículo publicado en la web de Humanium, ONG internacional de apadrinamiento de niños comprometida a acabar con la violación de los derechos infantiles en el mundo: https://www.humanium.org/es/enfoques-tematicos/violencia/ninos-guerra/