Marcela, la (no) niña


Para esta actividad he realizado un relato corto a partir de una obra de arte pictórica. En este caso, he escogido “El Artista” del pintor alemán expresionista Kirchner, cuya protagonista también lo es de este relato.

 

“Si pudiera decirlo con palabras, no habría ninguna razón para pintarlo.” - Edward Hopper

 

Angustiada por dentro, con la mirada perdida por fuera, Marcela contemplaba su salón sin apenas ver nada. Se encontraba recostada sobre su sofá verde oscuro, enfundada en un vestido a rayas, por el cual sentía un cariño especial.

Los recuerdos de infancia le abarrotaban la cabeza. Esa misma infancia que ahora le quedaba tan lejos, pues la ilusión y la inocencia le habían sido arrebatadas por las agujas del reloj.

 Recuerda, con imágenes borrosas, los paseos con su madre hacia el parque más cercano a su casa. Cómo antes de salir le hacía dos trenzas con su pelo moreno y largo. Ahora lleva la melena suelta y sin peinar. Recuerda el vestido a rayas, el favorito de su madre. Es el mismo que lleva puesto, y aún huele a ella. Recuerda a su abuela tejiendo una bufanda rosa, que ya no se pone desde hace varios inviernos. Recuerda su primer día de colegio, a su primera amiga, Selene. Recuerda el enojo de la maestra al equivocarse leyendo. Recuerda mancharse las manos de barro jugando en la calle los días de lluvia. Recuerda cuando sus padres trajeron a su gatita por su quinto cumpleaños. Recuerda comprar sus gominolas favoritas en la tienda de la calle donde vivía su prima. Recuerda la primera tarta de queso que probó. Recuerda la primera vez que el sol quemó su cara. Recuerda el mar, la playa, las medusas que le picaban los pies. Recuerda escuchar música con su padre en el coche. Recuerda aquella vez que le castigaron sin ver la tele. Recuerda los nervios antes de su primera clase de piano. Recuerda las primeras canciones que logró interpretar, para sorpresa de su profesora, pero sobre todo de ella misma. Recuerda los poemas que su madre le recitaba antes de dormir. Recuerda que ella prefería los poemas antes que los cuentos, los cuales aborrecía. Recuerda las películas que veían juntas todos los viernes por la noche, sin faltar. Recuerda bajar corriendo las escaleras la mañana de Reyes con el corazón a punto de explotar de emoción. Recuerda regar las flores del jardín con su hermana Manila. Recuerda que sus flores favoritas siempre fueron los tulipanes, pero ahora no sabría cuáles elegir.

Recuerda, recuerda y recuerda, y toda conclusión tiene que ver con el tiempo, que se ha fugado velozmente. Todos los recuerdos que ha ido acumulando se sienten cercanos, pero realmente están muy lejos ya. En ella se había producido una disolución de la inocencia, de la curiosidad y la ilusión que la infancia conlleva. No sabía cómo no se había dado cuenta hasta ese momento. Se había despertado del sueño de la razón.

No sabe cómo es posible que haya dejado de ser niña.